LA ÉPOCA DE ENTREGUERRAS 1919-1939
Se conoce como período de entreguerras o interbellum al periodo de unos veinte años comprendido entre el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939.  Fueron dos décadas marcadas por el cambio radical de la relación entre  las fuerzas internacionales, la consolidación de regímenes autoritarios,  los avances técnicos y por el marcado contraste entre un enorme  desarrollo del capitalismo, en los años 1920 y su mayor crisis económica en los años 1930.
La historiografía occidental suele dividirlo en cuatro etapas: la recuperación postbélica entre 1919 y 1924, el auge económico entre 1925 y 1929, la gran depresión de 1929 a 1933 ó 1936, y la gestación de la Segunda Guerra Mundial entre esos años y 1939.
En la primera etapa los países capitalistas, cuya cabeza era ya visiblemente Estados Unidos, vivieron momentos de gran desarrollo económico. Este periodo es conocido como los felices años veinte.
 
Los Felices o Locos Años 20
Una aplicación muy importante de la revolución  científico-técnica fue el desarrollo de la cultura de masas. En aquellos  años se pusieron las bases de un desarrollo que llega hasta nuestros días. 
El cambio, sin embargo, es mucho más complejo que la simple aplicación de innovaciones técnicas. Por debajo de él, discurre todo un proceso social y político. Proceso que supone avances del sistema democrático y una creciente madurez social: la obtención del sufragio universal (primero masculino y después extensivo a la mujer), ampliación de las libertades de asociación y expresión, la reducción de analfabetismo, etc.
Ese proceso, unido al crecimiento de los medios de comunicación, permitió que las manifestaciones culturales -hasta entonces disfrutadas sólo por una elite- llegasen a amplios sectores de la sociedad. Destacamos los siguientes fenómenos:
El cambio, sin embargo, es mucho más complejo que la simple aplicación de innovaciones técnicas. Por debajo de él, discurre todo un proceso social y político. Proceso que supone avances del sistema democrático y una creciente madurez social: la obtención del sufragio universal (primero masculino y después extensivo a la mujer), ampliación de las libertades de asociación y expresión, la reducción de analfabetismo, etc.
Ese proceso, unido al crecimiento de los medios de comunicación, permitió que las manifestaciones culturales -hasta entonces disfrutadas sólo por una elite- llegasen a amplios sectores de la sociedad. Destacamos los siguientes fenómenos:
- El deporte como  espectáculo de masas, con sus connotaciones políticas y nacionalistas: el boxeo  y el fútbol.
 
 
- La música  popular urbana, desde el cabaret hasta los nuevos ritmos bailables (el tango,  el fox-trot, el charleston, el bolero,...).
 
 
- La prensa  ilustrada, la difusión de la fotografía, los cómics, los carteles  publicitarios, la era dorada de la radio y los inicios de la televisión.
 
 
- El cine. Es el momento del paso del cine mudo al sonoro, de la creación de las poderosas compañías cinematográficas, sobre todo en Hollywood (Metro Goldwin Mayer,...), de las grandes estrellas del cine (el star system), auténticos mitos y modelos de comportamiento vital.
Las relaciones internacionales en el período de entreguerras
El Crack del 29
Al finalizar la   I Guerra mundial, los Estados Unidos habían  acumulado la  mitad de las reservas del oro mundial, configurándose como  la mayor potencia  económica del mundo. Europa, por el contrario, había  sufrido la devastación de  la guerra, estaba muy endeudada y vivió unos  primeros años de posguerra muy  difíciles.        
Esa prosperidad pronto demostró asentarse sobre bases débiles.  El capital  disponible se había invertido más en actividades  especulativas (bolsa) que en  la producción de bienes (economía real).  Los beneficios de las acciones  atrajeron incluso a pequeños inversores.  La distancia entre la economía real y  la especulativa era cada vez  mayor. Y el gobierno -de acuerdo con la ideología  del liberalismo  económico- se mantenía al margen de toda intervención.
El 24 de octubre de 1929 -llamado el “jueves negro”- un   fenómeno de pánico colectivo llevó al hundimiento de la Bolsa de Nueva  York, en Wall  Street. Los inversores se lanzaron a vender sus acciones y  a retirar el dinero  de los bancos. Millones de personas perdieron sus  fortunas o sus ahorros. 
El efecto sobre la economía de los Estados Unidos fue  devastador  y se produjo en cadena. El cierre de empresas hizo quebrar a  los bancos que las  financiaban. A su vez, aumentó el número de  desempleados. Y todo ello provocaba  el descenso de la demanda interior,  con lo que las consecuencias negativas se  multiplicaban. El resultado  fue la Gran Depresión. 
La mayoría de las economías europeas y la japonesa dependía  de  la estadounidense, sobre todo después de la guerra. Inevitablemente, la   crisis se extendió también -con intensidad variable- al resto del  mundo capitalista.
fuente:historiadelmundocontemporaneo.wordpress.com
Las relaciones internacionales en los años treinta: 




 
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